La Amazonia se ha convertido en el epicentro del debate climático global con la apertura de la cumbre de líderes en Belém, Brasil, dirigida por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Este evento precede a la COP30 de la ONU y reúne a 53 jefes de Estado y de Gobierno, aunque notablemente ausente está la representación de Estados Unidos, que bajo la administración de Trump se ha retirado de los esfuerzos contra el calentamiento global. China, India y Rusia también muestran una representación limitada, con la Unión Europea encabezando la participación robusta. Lula y líderes como Gabriel Boric y Gustavo Petro han criticado la negación del cambio climático por parte de Trump, subrayando la necesidad de guiarse por la ciencia para evitar un colapso ambiental.
Lula, quien busca reposicionar a Brasil como líder climático global tras la gestión de Jair Bolsonaro, invita a un multilateralismo que enfrenta retos debido a tensiones bélicas y guerras arancelarias. En un esfuerzo por mejorar su imagen, Brasil ha logrado reducir la deforestación un 50% en tres años, destacándose como ejemplo en la lucha contra el cambio climático. No obstante, la cumbre también resalta desafíos locales en Pará, donde la tala ilegal ha sido prominente. La cita tiene lugar días antes de la COP30 y busca aliviar la presión sobre Belém, una ciudad con infraestructura limitada. Mientras tanto, representantes como Ding Xuexiang de China destacan compromisos recientes para la reducción de emisiones y advierten sobre las barreras comerciales que obstaculizan la transición verde.
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