El Vaticano ha anunciado el fallecimiento del papa Francisco esta mañana, a los 88 años, debido a un ictus cerebral. El anuncio fue dado a conocer inicialmente por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano, poco después de las 7:35 a.m., tras lo cual las campanas de luto comenzaron a sonar en todas las iglesias de Roma. El director del departamento de Salud e Higiene del Vaticano, Andrea Arcangeli, confirmó el fallecimiento por “ictus cerebral, coma y colapso cardiocirculatorio irreversible”. El cuerpo del pontífice será expuesto a partir del miércoles en la Plaza de San Pedro, y los servicios fúnebres se realizarán entre el viernes y domingo. Posteriormente, se convocará un cónclave en la primera semana de mayo para elegir a su sucesor, un evento que se anticipa será significativo, dado el amplio número de cardenales y la diversidad de países representados.
Durante su mandato de 12 años, Francisco rompió con muchas tradiciones al convertirse en el primer papa jesuita y americano, adoptando el nombre de Francisco como símbolo de su compromiso con los pobres y marginados. Su liderazgo se caracterizó por una postura crítica frente al capitalismo actual y un enfoque en las reformas internas de la Iglesia, aunque enfrentó oposición significativa de sectores conservadores. Su mandato también inauguró cambios en doctrina social, promoviendo mayor aceptación de homosexuales y transexuales, e intentando integrar a las mujeres a altos cargos eclesiásticos, aunque sin llegar a la controversial ordenación femenina. Su enfoque pastoral hacia los «periféricos» fue evidente en sus numerosos viajes, que evitaron las grandes potencias y priorizaron regiones marginadas, dejando un legado de esperanza reflejado en su última autobiografía. Con el futuro cónclave por venir, su partida marca un punto de inflexión en la historia reciente de la Iglesia Católica.
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