Antonio Gasalla, formidable actor, guionista y director de teatro argentino, falleció a los 84 años en Buenos Aires. Su habilidad para caricaturizar a la sociedad argentina con humor y poca piedad lo consagró como uno de los grandes retratistas de su época. Conocido por traer a la vida personajes que calaban hondo en la cultura popular, Gasalla dejó una marca indeleble desde los escenarios y luego en la televisión, donde figuras como Mamá Cora y Flora se convirtieron en íconos. Su prolífica carrera incluyó etapas en el teatro de revista y el auge del café-concert en las décadas de 1960 y 1970, donde junto a Carlos Perciavalle destacó en la escena porteña. La noticia de su muerte dejó un profundo pesar en la comunidad artística, que lo recuerda como un indiscutible referente del humor.
Durante su trayectoria, Gasalla tuvo escasa presencia en el cine, pero su ciclo en televisión durante los años 80 y 90 amplificó su influencia, incorporando nuevas generaciones de artistas y llevando a sus personajes a hogares de toda Argentina. Con programas como «El mundo de Gasalla» y «El palacio de la risa», su talento para la sátira y la parodia llegó a su máximo esplendor, abordando temáticas sociales y políticas con un toque costumbrista y grotesco. A pesar de luchar contra la demencia senil en los últimos años de su vida, el legado de Gasalla perdura a través de sus personajes, mayormente mujeres, que continúan haciendo reír y reflejan, a su modo, las vicisitudes de la vida cotidiana. Su muerte representa el fin de una era para el humor argentino, pero su influencia sigue vigente en la memoria cultural del país.
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