Ganador de tres premios Oscar, el influyente cineasta jugó un papel crucial en la evolución del cine estadounidense durante las décadas de los 70 y 80. Su obra, caracterizada por la innovación narrativa y el desarrollo de personajes complejos, redefinió los estándares de Hollywood y dejó una marca indeleble en la industria cinematográfica. Durante su carrera, colaboró con actores y productores destacados, elevando sus películas a un nivel de excelencia que le valió reconocimiento internacional.
A lo largo de su trayectoria, su enfoque audaz y su capacidad para abordar temas controvertidos permitieron que sus films se convirtieran en clásicos atemporales. Estas obras no solo capturaron la atención del público, sino que también invitaron a la reflexión y el análisis crítico, consolidando su legado como uno de los grandes visionarios del cine. A pesar de su éxito, siempre mantuvo una sensibilidad única hacia la narración, que inspiró a nuevas generaciones de cineastas.
Leer noticia completa en El Mundo.