El artista español Gustavo Torner, un destacado representante de la abstracción, falleció en su casa de Cuenca a los 100 años. Se destacó por ser un creador polifacético que contribuyó notablemente al desarrollo del arte abstracto en España. Junto a Fernando Zóbel, fundó el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca en 1966, convirtiéndose en una figura clave del «Grupo de Cuenca», aunque él mismo lo describía como un grupo de amigos. Torner, quien celebró su centenario rodeado de su familia, dejó un legado en museos y espacios emblemáticos, como la Tate Gallery de Londres y la Plaza de los Cubos de Madrid.
Entre sus múltiples facetas, Torner también incursionó en escenografía teatral, diseño de museos y exposiciones, dejando su marca en el Museo Diocesano de Cuenca y el Jardín de Esculturas de la Fundación Juan March. Fue asesor artístico de esta fundación por 30 años y realizó colaboraciones frecuentes con el Museo del Prado. Su retrospectiva en el Museo Reina Sofía y la creación del Espacio Torner, que alberga muchas de sus obras, consolidan su influencia duradera en el arte. Además, su contribución a la cultura se refleja en monumentos y escenografías, como la ópera «El poeta» con Plácido Domingo.
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