Esta semana, el actor Henry Cavill se convirtió en noticia en España al adquirir 20 vacas de la raza rubia gallega por un valor aproximado de 3.000 euros cada una, con el fin de trasladarlas a su granja en Londres. Este hecho anecdótico se inscribe en un contexto más amplio de encarecimiento de la carne de vacuno en el país. Durante marzo, los precios de la carne bovina experimentaron un aumento sin precedentes, al punto que las cotizaciones en los mercados minoristas han superado los siete euros por kilo. Esta alza contrasta con otros productos como el aceite y los lácteos, cuyos precios se han aliviado tras la crisis inflacionaria. Según datos del Ministerio de Agricultura, entre junio de 2024 y marzo de 2025, la carne de ternera ha subido un promedio del 13,4% en los supermercados.
El encarecimiento tiene múltiples causas. La oferta se ha visto afectada por una drástica reducción de las explotaciones debido a una combinación de sequía, incrementos en el precio del pienso, y la devastación causada por virus como la lengua azul y la enfermedad hemorrágica epizoótica. Este escenario ha generado una sobreelevación en los precios del ganado, tanto en vida como en canal, con una baja en las importaciones significativa. Por otro lado, la demanda, tanto interna como externa, sigue en alza, con Marruecos y otros países norteafricanos jugando un papel crucial en este incremento. La presión de la demanda, sumada a la limitada oferta, ha creado una tormenta perfecta en el sector, afectando tanto el consumo hogareño como la restauración. Los expertos auguran una estabilización de los precios, aunque aún en niveles altos, hasta que la oferta pueda reequilibrarse a largo plazo.
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