Un reciente estudio del Hospital Clínico San Carlos de Madrid arroja nueva luz sobre los factores genéticos que influyen en el bajo peso al nacer, una condición que afecta a aproximadamente el 14,7% de los recién nacidos a nivel mundial, según datos de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud. La investigación se centra en la identificación de 33 variantes genéticas maternas que podrían asociarse con esta condición, sugiriendo que la prevención pasa por un enfoque integral que comprende tanto aspectos genéticos como de estilo de vida.
«Con este estudio pretendemos aumentar el conocimiento sobre el trasfondo genético del bajo peso al nacer mediante el análisis de su asociación con un conjunto de variantes maternas relacionadas con la diabetes mellitus gestacional y la dieta mediterránea», declaró Alfonso Calle Pascual, jefe del Servicio de Endocrinología del centro sanitario. Para lograrlo, explican, se analizó información genética de 1.642 gestantes junto a características antropométricas y metabólicas registradas rutinariamente durante el seguimiento del embarazo.
Los hallazgos sugieren que el bajo peso al nacer podría mitigarse mediante observaciones cuidadosas de ciertos fenotipos maternos y la promoción de estilos de vida saludables, lo que incluye el seguimiento de una dieta mediterránea. Este enfoque podría desembocar en un monitoreo más personalizado del embarazo, incorporando potencialmente el análisis genómico materno.
El estudio no solo pone de relieve las variantes genéticas, sino que también considera otros factores influyentes como el estilo de vida de la madre, condiciones obstétricas y características fetales. Este enfoque multifactorial resuena con investigaciones previas realizadas por el mismo equipo, que en 2020 demostró que la adopción de una dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva virgen extra y pistachos durante el embarazo no solo mejora la salud materna, sino también la de los niños durante sus dos primeros años de vida.
Estos beneficios incluyen una reducción del riesgo de ingresos hospitalarios por enfermedades como la bronquiolitis o el asma en un 25%, evidenciando el impacto positivo de evitar el sobrepeso y promover una dieta equilibrada en mujeres embarazadas. En particular, aquellas con un índice de masa corporal inferior a 25 y niveles normales de tolerancia a la glucosa parecen beneficiarse más de estos hábitos dietéticos.
La creciente evidencia pone de relieve cómo las elecciones nutricionales de las gestantes influyen directamente en la salud de las generaciones futuras. Investigaciones anteriores del Hospital Clínico San Carlos ya habían señalado que una adhesión temprana a la dieta mediterránea, acompañada de suplementación con aceite de oliva virgen extra y nueces, no solo reduce el riesgo de diabetes mellitus gestacional, sino que también mejora notablemente el perfil metabólico postparto de las mujeres.
En conjunto, estos estudios subrayan una verdad simple pero poderosa: el cuidado prenatal a través de la dieta no solo beneficia a las madres, sino que también sienta un precedente saludable para sus hijos.