En Madrid, la historia del metro se transforma en un recorrido cultural que combina innovación y tradición, invitando a residentes y visitantes a explorar sus fascinantes rincones subterráneos. Desde el miércoles hasta el sábado, emblemáticos lugares como la Nave de Motores, los Caños de Peral, y las estaciones de Chamartín y Chamberí abren sus puertas al público. Los horarios de visita son de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00, exceptuando el Domingo de Resurrección en que cerrarán por la tarde. Además, el antiguo vestíbulo de Pacífico ofrecerá visitas guiadas exclusivamente el 19 de abril. Para participar, es imprescindible inscribirse previamente a través de museosmetromadrid.es.
Estos enclaves han demostrado ser un imán para los amantes de la historia y el ferrocarril, atrayendo en conjunto a más de 137.000 visitantes, un incremento del 37% respecto al año pasado. Parte del atractivo adicional radica en el Pasaporte de los Museos, una iniciativa que premia a quienes completan el recorrido con acceso a exposiciones en Gran Vía, Tirso de Molina y el centro Paleontológico de Carpetana. Los participantes que logren sellar su pasaporte pueden dirigirse a las tiendas del suburbano en Sol y Plaza de Castilla para recoger un regalo especial.
Desde el inicio de esta iniciativa en febrero de 2022, un total de 2.700 exploradores urbanos han conseguido completar el circuito, demostrando el creciente interés por revivir la historia de la capital a través de su red subterránea. Los pormenores de esta intrigante propuesta están disponibles en metromadrid.es/pasaportemuseos.
Entre las joyas museísticas destaca Chamartín, que alberga una valiosa colección de trenes clásicos. Estos vagones, que circularon desde 1919 hasta 1965, ofrecen un vistazo a las transformaciones tecnológicas de un siglo de historia ferroviaria. La Nave de Motores conserva su estructura original de principios del siglo XX, mostrando la maquinaria que proveía de energía a los primeros convoyes, un legado de Antonio Palacios, destacado arquitecto cuyo trabajo define gran parte de la estética urbana de la época.
La estación de Chamberí, la célebre Estación Fantasma, transporta a los visitantes al Madrid de los años 50 y 60. Esta estación, parte de la línea fundacional del metro de 1919, fue cerrada a mitad de los años 60 pero su diseño se ha preservado, con azulejos y carteles publicitarios originales que evocan el encanto de las primeras décadas del siglo pasado.
Asimismo, la estación de Ópera invita a sumergirse en su museo arqueológico subterráneo, un recinto de 200 metros cuadrados que expone restos de los siglos XVI y XVII, incluyendo la Fuente de los Caños del Peral, el Acueducto de Amaniel y la Alcantarilla del Arenal. Este recorrido no solo ofrece un viaje a través del tiempo, sino que también refuerza el valor cultural e histórico que yace bajo las calles de Madrid, un legado subterráneo esperando ser descubierto.