En el reciente US Open, las tensiones han estado a flor de piel entre los jugadores, con altercados notables como los protagonizados por Medvedev contra Tsitsipas y la disputa entre Ostapenko y Townsend. Estas fricciones se podrían atribuir al agotamiento físico y emocional de los jugadores, quienes enfrentan la presión de competir en uno de los torneos más importantes del circuito en el bullicioso ambiente de Nueva York. Además, la ausencia de leyendas como Rafael Nadal y Roger Federer ha dejado un vacío, elevando la presión sobre la nueva generación de tenistas para protagonizar y hacerse un espacio en la élite del deporte.
Analistas sugieren que el estrés acumulado y las altas expectativas han alterado el comportamiento en la cancha, manifestándose en enfrentamientos y discusiones inesperadas. La responsabilidad de suplir el espectáculo que ofrecían las retiradas estrellas también recae sobre estos jugadores, generando un clima de competencia aún más feroz. Así, el torneo no solo ha sido escenario de grandes jugadas y estrategia, sino también de intensas dinámicas personales que han capturado la atención mediática y del público.
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