La creciente escasez de oferta de pisos en la almendra central de Madrid está llevando a muchas personas a buscar alternativas habitacionales en municipios periféricos como Alcorcón, Móstoles y Parla. Este fenómeno se ha intensificado en los últimos años, a medida que la demanda de vivienda en la capital supera significativamente la disponibilidad, impulsando a los residentes a considerar opciones fuera del núcleo urbano. La falta de nuevas construcciones y la alta demanda han disparado los precios en las zonas céntricas, volviendo inaccesible la compra o el alquiler para una gran parte de la población, que se ve forzada a trasladarse a áreas más asequibles y con una oferta inmobiliaria más amplia.
Estos municipios, que históricamente han sido vistos como áreas dormitorio para aquellos que trabajan en Madrid, ahora están experimentando un notable incremento en su población. Este desplazamiento también está impulsando mejoras en infraestructuras y servicios en las zonas periféricas, aunque plantea nuevos desafíos en términos de movilidad y planificación urbana. Alcorcón, Móstoles y Parla están adaptando sus políticas urbanísticas para acoger a estos nuevos residentes, tratando de equilibrar la demanda creciente con una oferta adecuada de servicios básicos y transporte público, lo que evidencia un cambio significativo en el mapa residencial de la Comunidad de Madrid.
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