Egipto, más allá de ser conocido por su legado faraónico y las icónicas pirámides de Guiza, alberga una serie de destinos insólitos que escapan del turismo masivo y ofrecen una experiencia única y auténtica. Entre ellos, destacan las piscinas naturales de Wadi El Weshwash, un refugio de mágica tranquilidad donde las cascadas y las aguas de un verde vibrante ofrecen un contraste inesperado con el paisaje desértico. En esta región, los amantes de la escalada encontrarán desafiantes montañas que prometen aventuras inolvidables. Asimismo, el Monasterio de Santa Catalina, un lugar impregnado de historia en la península del Sinaí, invita a experimentar la espiritualidad en sus muros de más de 1.400 años, considerados Patrimonio de la Humanidad, mientras sus campanas resuenan en el imponente silencio del entorno.
A su vez, el Parque Natural de Wadi el-Gemal ofrece un vistazo a la biodiversidad de Egipto, siendo hogar de numerosas especies de aves, mamíferos y beduinos nómadas, quienes mantienen vivas sus tradiciones ancestrales. A tan solo unos kilómetros al sur de Marsa Alam, este parque nacional también guarda vestigios arqueológicos de épocas prehistóricas y romanas. Por otro lado, el pintoresco paraje del Desierto Blanco cautiva con sus formaciones rocosas únicas que asemejan un paisaje nevado, complementado por el pequeño pero encantador oasis de Farafra. Finalmente, la Pirámide Roja en Dahshur, cercana a El Cairo, representa una alternativa menos frecuentada pero enriquecedora para sumergirse en la historia antigua, ofreciendo la posibilidad de explorar su interior y admirar otras pirámides menos conocidas y necrópolis relevantes como las de Snefrou.
Leer noticia completa en 20minutos.