En un fenómeno cada vez más frecuente en consultas médicas, muchos pacientes han reportado que durante los primeros minutos de su cita, el médico está absorto en su pantalla, completando formularios electrónicos. Este comportamiento, según expertos, responde a la creciente presión sobre los médicos para garantizar el cumplimiento de protocolos que los eximan de responsabilidades legales en caso de complicaciones. Esta práctica ha suscitado preocupación entre los pacientes, quienes sienten que su cuidado se ve deshumanizado y que la atención se centra más en cumplir con requisitos administrativos que en el diagnóstico y tratamiento personalizado.
La digitalización en el ámbito de la salud, aunque busca mejorar la eficiencia, parece estar impactando la relación médico-paciente, una relación tradicionalmente basada en la comunicación directa y la empatía. Profesionales de la salud argumentan que el uso de tecnologías es inevitable y necesario para una atención moderna y segura, pero también reconocen el desafío de equilibrar el tiempo entre los formularios digitales y la interacción cara a cara. Este dilema plantea una reflexión urgente sobre cómo las herramientas tecnológicas pueden integrarse de manera más armónica, permitiendo a los médicos cumplir con sus obligaciones administrativas sin sacrificar el contacto humano esencial.
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