Este año, bajo el lema “Pantallas, Inteligencia Artificial y Otros Retos del S.XXI”, expertos de diversos campos como el derecho, la educación, la seguridad y la sanidad se han reunido para discutir la urgente necesidad de fomentar una buena salud digital. La doctora Rosa María Funes, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Príncipe de Asturias y organizadora del evento, subrayó la importancia de la educación digital, enfatizando el papel crucial que desempeñan tanto los profesionales como las familias en los primeros años de vida de los niños.
En el encuentro se destacaron preocupantes estadísticas, como un estudio de 2021 que mostró que el 36,8% de los padres utiliza el móvil durante las comidas, pero apenas un 29,1% establece restricciones sobre su uso. Aunque el 96% de los jóvenes en España ya dispone de un móvil a una edad promedio de 10 años, un 4,5% lo tiene desde los 6 años, según los datos presentados.
Contrario a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que aconsejan evitar la exposición a pantallas antes de los 6 años, un 68% de los menores ya ha tenido contacto con ellas antes de los 2 años. Este uso prematuro está asociado a riesgos incrementados de adicción, ansiedad y depresión en el futuro.
A pesar de que una gran mayoría de las familias es consciente de los peligros de un uso inadecuado de los dispositivos móviles, la realidad es que los menores siguen haciendo un uso excesivo, con un tiempo medio de uso de hasta 7 horas diarias. Este uso incontrolado y sin supervisión adulta conduce a una exposición a contenidos inapropiados y aumenta el riesgo de involucrarse en situaciones peligrosas.
La irrupción de la Inteligencia Artificial añade más complejidad a este panorama. Actualmente, más de la mitad de los adolescentes usa la IA varias veces a la semana, y un 15% lo hace a diario, principalmente para buscar información o tomar decisiones importantes. Sin embargo, hasta un 60% de los adolescentes reconoce ignorar las restricciones impuestas por profesores o cuidadores sobre su uso.
La preocupación se centra también en los chatbots personalizables, que según un estudio reciente en España, pueden generar dependencia emocional y adicción en adolescentes. Los riesgos de la IA incluyen la amplificación de vulnerabilidades, problemas de privacidad y una creciente dependencia de estas tecnologías frente a interacciones humanas.
Este contexto subraya la necesidad de estrategias efectivas de educación digital para enfrentar estos desafíos del siglo XXI, donde la participación activa de profesionales, familias y educadores será fundamental para proteger y guiar a las nuevas generaciones.