Las toallas, un elemento esencial en el hogar, deben ser lavadas con una frecuencia específica para mantener una adecuada higiene y evitar problemas de salud, especialmente para personas con sensibilidad cutánea. La acumulación de humedad y su uso frecuente pueden convertirlas en un caldo de cultivo para bacterias y malos olores. Aunque no existan reglas infalibles en cuanto a los días exactos para lavarlas, los expertos sugieren que la frecuencia debe basarse en el número de usos. Según Bed Threads, lo ideal es lavar las toallas después de cada tercer uso, o incluso antes si se detecta un olor desagradable o humedad persistente. Asimismo, es importante colgarlas en un lugar ventilado después de cada uso para permitir que se sequen completamente antes de utilizarlas nuevamente.
Además, reemplazar las toallas cada pocos años y optar por toallas de lino 100%, debido a su capacidad para absorber la humedad y secarse más rápido, puede hacer la diferencia en la calidad del ambiente de baño. En otro contexto, siguiendo las directrices del Instituto Americano de la Limpieza, se brindan recomendaciones para el lavado de otros elementos del hogar. Las sábanas deben lavarse al menos cada dos semanas; los pijamas, después de 3 o 4 usos; y la ropa interior, después de cada uso. Estos cuidados no solo contribuyen a la higiene diaria, sino que pueden alargar la vida útil de los textiles del hogar. Recordando siempre que un toque de vinagre en el lavado puede ayudar a eliminar olores persistentes de toallas y otras prendas, asegurando un ambiente más limpio y saludable en el hogar.
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