Un accidente entre dos aerotaxis de la empresa Xpeng AeroHT en el salón aéreo de Changchun, China, ha reavivado las preocupaciones sobre la seguridad de la tecnología de coches voladores. Ocurrió el 16 de septiembre durante una maniobra en formación, donde una de las aeronaves eléctricas con despegue y aterrizaje vertical terminó en llamas al aterrizar, mientras que la otra logró posarse sin inconvenientes. La situación plantea interrogantes sobre la fiabilidad de estos vehículos, a pesar de que Xpeng asegura contar con sensores y algoritmos diseñados para prevenir colisiones.
A pesar de la falta de heridos y la rápida intervención de los equipos de emergencia, la causa del incidente permanece sin determinar, lo que añade tensión a la trayectoria de la compañía. Xpeng se encuentra en un punto crítico, ya que busca avanzar de la fase de pruebas hacia la producción en serie, con casi 5,000 reservas y planes para construir una fábrica capaz de producir 10,000 coches voladores anuales a partir de 2026. Sin embargo, el desafío ahora es convencer al público y a las autoridades de que la tecnología es segura, lo que se vuelve cada vez más complicado tras este incidente.
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