Con la llegada del verano, muchos buscan alterar su físico rápidamente mediante prácticas poco saludables, impulsados por la popular «operación bikini». Este fenómeno lleva a dietas extremas, entrenamientos intensivos y ayunos no supervisados, sin considerar los riesgos. Expertos alertan sobre las consecuencias físicas y mentales de estos métodos.
Ángela Ott, psicóloga en Yazen, subraya que las dietas restrictivas y ejercicios extremos pueden provocar frustración, efecto rebote, baja autoestima e incluso aislamiento social. Este enfoque, advierte Ott, suele fracasar a medio plazo si no se abordan las necesidades emocionales y físicas de cada persona.
Otra preocupación es el uso indebido de fármacos como los agonistas del receptor GLP-1, empleados en el tratamiento de la obesidad. Ana María Troilius, enfermera y coach de Yazen, destaca que el uso sin supervisión médica compromete la seguridad y eficacia de los tratamientos. «No es solo perder peso, sino entender y abordar las causas fundamentales de forma segura», enfatiza.
La investigación publicada en The Lancet Diabetes & Endocrinology en 2021 revela que una rápida pérdida de peso superior al 10% del total corporal puede provocar descompensaciones metabólicas y pérdida de masa muscular.
Desde Yazen insisten en un enfoque multidisciplinar e individualizado para tratar el sobrepeso, involucrando a médicos, nutricionistas, psicólogos y entrenadores. «La meta es mejorar la salud metabólica y la calidad de vida de manera sostenible», señala Troilius.
Además, se recalca la importancia de abordar los factores emocionales vinculados al sobrepeso. «La prevención implica desmantelar la idea de que adelgazar debe ser rápido o exclusivamente estético», afirma Ott. «Proporcionamos herramientas emocionales para mantener hábitos saludables».
Ott concluye que atender la salud mental es esencial en los tratamientos contra la obesidad, destacando que cada intervención debe considerar la historia única de cada paciente.