Este lunes, el mundo del tenis ha centrado su atención en el desenlace anticipado de la final del Masters 1000 de Cincinnati, donde Carlos Alcaraz y Jannik Sinner no solo competieron por el prestigioso trofeo, sino también por el liderazgo del ranking mundial. Sin embargo, el foco se desplaza rápidamente a Nueva York, donde ambos jugadores deben afrontar el reto del dobles mixto en el US Open, un evento que ha aumentado significativamente sus premios monetarios este año. La dinámica del torneo, con un cartel repleto de estrellas del circuito, busca atraer a más aficionados al deporte durante la llamada «fan week», gracias a los emocionantes emparejamientos que incluyen a figuras como Novak Djokovic, Naomi Osaka e Iga Swiatek.
Con menos de un día para recuperarse de su enfrentamiento en Cincinnati, las decisiones de Alcaraz y Sinner sobre si participar en este formato novedoso son todavía inciertas. Alcaraz planea jugar junto a Emma Raducanu, mientras que Sinner, inicialmente emparejado con Emma Navarro, ahora podría competir con Katerina Siniakova. La organización busca no solo aumentar la emoción, sino también asegurar la presencia de las mejores raquetas del mundo, aunque algunas parejas anunciadas inicialmente, como Paula Badosa y Stefanos Tsitsipas, han optado por no participar. Esta dinámica de cambios añade un elemento de incertidumbre a la competencia, con el desafío adicional de equilibrar la ambición por el título individual y la comunicación en equipo en el nuevo cuadro de dobles.
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