Álvaro Naranjo, un panameño de 43 años, ha hecho de la junta de accionistas de Berkshire Hathaway una tradición personal desde 2008, a excepción de un par de años. Como vicepresidente de Geneva Asset Management, Naranjo sigue con devoción los pasos de su ídolo, Warren Buffett, y se une a miles de inversores en Omaha para disfrutar de la experiencia completa, que incluye visitas al bazar, el famoso restaurante Gorat’s y la joyería Borsheims. Este evento no solo es una oportunidad para escuchar las sabias palabras del «Oráculo de Omaha», sino también una manifestación de culto hacia Buffett, convirtiéndose en el «Woodstock del capitalismo».
Este año, la junta tiene lugar en un contexto económico desafiante en Estados Unidos, con una contracción económica bajo la administración de Donald Trump. Las recientes tensiones comerciales han aumentado las expectativas sobre lo que Buffett tiene que decir. En medio de desmentidos sobre supuestos apoyos a las políticas del presidente, los inversores esperan que Buffett, a sus 94 años, comparta su habitual mezcla de sabiduría y pragmatismo. Con la acción de Berkshire Hathaway en máximos históricos, la figura de Buffett se agiganta, incluso como crítico de las guerras arancelarias que afectan a los negocios del conglomerado. Mientras se especula sobre su sucesión, la junta sigue siendo un evento vital para comprender los principios de inversión que han hecho de Buffett una leyenda viva de las finanzas.
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