La presencia de expatriados en España, especialmente en ciudades como Madrid y Barcelona, se ha convertido en un fenómeno cada vez más común. Estos trabajadores extranjeros, respaldados por un marco jurídico que les permite residir hasta cinco años con beneficios fiscales, representan una tendencia en crecimiento. Su llegada suele asociarse con condiciones laborales favorables y el deseo de experiencia cultural enriquecedora. Además, la búsqueda de vivienda se centra en áreas de alto poder adquisitivo, donde las urbanizaciones ofrecen comodidades como piscinas y gimnasios. El alquiler se presenta como una opción inicial, aunque muchos expatriados terminan adquiriendo propiedades para asegurar un retiro confortable, influenciados por el atractivo de España como un destino similar a Florida.
Sin embargo, la creciente demanda y el mercado inmobiliario en alza también han generado desafíos. La finalización de las Golden Visa, junto con el aumento de precios, podría frenar la llegada de nuevos expatriados. A pesar de ello, las estadísticas reflejan un aumento en la adquisición de viviendas por parte de extranjeros, tanto residentes como no residentes. La tendencia se mantiene robusta en regiones con climas agradables y servicios internacionales consolidados. Sin embargo, el mercado del alquiler enfrenta problemas que podrían disuadir a profesionales altamente cualificados de establecerse en el país. A pesar de estas barreras, la presencia de compradores inusuales, como los procedentes de zonas cercanas a Ucrania, desafía las expectativas, lo que indica una situación inmobiliaria «inaudita,» según expertos del sector.
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