La Comunidad de Madrid ha anunciado una ambiciosa inversión en atención a personas mayores dependientes, con una suma que asciende a 6,8 millones de euros, destinada a mejorar y ampliar los servicios en centros residenciales y de atención diurna. Esta iniciativa, liderada por la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, comenzó el 1 de noviembre con la activación de 207 nuevas plazas de atención diurna distribuidas en 28 Centros de Día de la región, con una inversión de 1,3 millones de euros. Este esfuerzo busca potenciar el apoyo diario a las personas mayores, proporcionándoles el cuidado necesario y promoviendo su autonomía y bienestar.
A partir del próximo viernes, se añadirá otra dimensión a este plan de acción social con la incorporación de 160 plazas residenciales para mayores dependientes. Esta expansión se llevará a cabo en 24 centros distribuidos por toda la región, con un significativo desembolso de 5,5 millones de euros. De estas nuevas plazas, 44 han sido recientemente aprobadas por el Consejo de Gobierno, subrayando el compromiso de las autoridades regionales para adaptar y mejorar constantemente los recursos dedicados a la atención de sus ciudadanos más vulnerables.
Los servicios propuestos están diseñados para brindar una atención integral a las personas mayores dependientes que requieren supervisión constante y apoyo para llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria. Los centros beneficiados por esta inversión cuentan con equipos multidisciplinares formados por profesionales de la salud y el bienestar, incluyendo médicos, psicólogos, terapeutas ocupacionales, enfermeros, fisioterapeutas y gerocultores. Estos expertos trabajan en conjunto para ofrecer asistencia personalizada, ayudando a los usuarios a mantener y mejorar sus capacidades funcionales.
En la actualidad, la red pública de atención social financiada por la Comunidad de Madrid dispone de más de 63.000 plazas, de las cuales más de 35.000 están dedicadas a los cuidados de personas mayores. Esta nueva inversión no solo incrementa la capacidad de atención sino que también refuerza el compromiso de la comunidad con los servicios esenciales para mejorar la calidad de vida de sus mayores, asegurando que cada uno de ellos reciba el cuidado y la atención que merece. Esta medida representa una apuesta sustancial por la mejora continua de los servicios de bienestar social, marcada por la prioridad de proporcionar atención especializada y adecuada a quienes más la necesitan.
