Intel atraviesa una turbulencia interna significativa al anunciar la salida de tres de sus vicepresidentes corporativos de su división Intel Foundry. Entre ellos se encuentra Gary Patton, un veterano de la industria con una destacada trayectoria en IBM y GlobalFoundries. Junto a él, Kaizad Mistry y Ryan Russell también dejan sus posiciones, afectando temporalmente el liderazgo técnico en un momento crítico para la compañía.
Gary Patton, quien se unió a Intel en 2021, ha sido clave en la integración de la ingeniería de habilitación de diseño, asegurando la compatibilidad de los chips con los nodos de fabricación de Intel. Su salida se enmarca dentro de una reestructuración iniciada por Intel a principios de 2025, con el objetivo de competir de manera más agresiva con gigantes como TSMC y Samsung.
La reestructuración también incluye el retiro de Ann Kelleher, vicepresidenta ejecutiva, después de más de 30 años en la empresa. Sus funciones se dividirán entre Naga Chandrasekaran, responsable del front-end, y Navid Shahriari, a cargo del back-end, quienes estarán a la cabeza de la evolución tecnológica en Intel Foundry.
Estas salidas se producen cuando Intel enfrenta retos significativos, incluyendo la decisión de frenar la expansión europea —con proyectos en Alemania y Polonia— y revisar el desarrollo del nodo 14A. Este nodo es crucial para el plan «5 nodos en 4 años», cuya realización depende de atraer clientes externos importantes.
Paralelamente, Intel ha anunciado un recorte del 15% de su plantilla global, lo que equivale a alrededor de 30.000 empleados afectados. Estos despidos se extienden a personal de fábrica, con un impacto de más de 10.000 puestos, en un movimiento que representa un esfuerzo por reducir costos ante la presión financiera.
La partida de estas figuras clave ocurre en un contexto donde Intel busca reposicionarse como un líder en la fabricación de semiconductores en Occidente, desafiando el dominio asiático en este sector. La compañía, bajo el liderazgo de Pat Gelsinger, se apoya en incentivos de EE. UU. y la UE para reequilibrar la cadena de suministro, pero los recientes cambios y desafíos internos plantean dudas sobre la viabilidad de su estrategia.
A futuro, Intel deberá demostrar su capacidad para mantener su hoja de ruta tecnológica, gestionar la transición de liderazgo y responder a las expectativas del mercado de semiconductores. Los próximos meses serán cruciales para observar si la empresa puede consolidarse como un actor competitivo y recuperar terreno frente a sus rivales.
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