El Santuario de Ostok ha tomado la difícil decisión de trasladar sus operaciones a Mazatlán debido a la creciente violencia por parte de grupos criminales en Culiacán, Sinaloa. En un esfuerzo logístico significativo, más de 700 animales, incluidos tigres, monos, jaguares, elefantes y leones, han sido transportados a lo largo de 200 kilómetros para garantizar su seguridad. La reubicación responde a una serie de incidentes preocupantes, como el robo de vehículos de rescate y ataques armados, que han afectado gravemente las operaciones del santuario, comprometiendo la seguridad y el abastecimiento de alimentos y otros suministros esenciales.
La situación llegó a un punto crítico cuando uno de los elefantes del santuario sufrió una lesión y ningún veterinario especializado aceptó trasladarse a Culiacán para brindarle atención médica debido al peligro. Esta serie de eventos llevó a la decisión de cerrar las instalaciones en Culiacán y asegurar un entorno más seguro para el santuario en Mazatlán. La medida refleja un panorama de inseguridad que sigue escalando en la región, afectando no solo a negocios y comunidades, sino también a instituciones dedicadas a la conservación y protección de la vida silvestre.
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