Desde abril, el Ayuntamiento ha implementado una serie de medidas drásticas para regular ciertas actividades económicas en la ciudad. Entre las medidas adoptadas se encuentra la suspensión de la concesión de nuevas licencias, una acción que busca frenar el crecimiento descontrolado de iniciativas que estarían generando problemas de convivencia y saturación en determinadas áreas urbanas. Esta decisión coincide con una creciente presión de los vecinos y asociaciones locales, que han denunciado los impactos negativos de diversas actividades no reguladas adecuadamente. Además, estas medidas van acompañadas de un endurecimiento en el régimen de sanciones, buscando disuadir a los infractores mediante multas más severas y penalizaciones significativas.
Simultáneamente, el Ayuntamiento ha reforzado las inspecciones, duplicando los esfuerzos en la vigilancia y cumplimiento de las normativas vigentes. Esta acción se lleva a cabo mediante la contratación de personal adicional y la incorporación de tecnologías avanzadas para realizar un seguimiento más efectivo. Las autoridades locales aseguran que estos cambios son necesarios para asegurar un desarrollo urbano sostenible, garantizar la calidad de vida de los residentes y proteger el patrimonio cultural y arquitectónico de la ciudad. Aunque algunos sectores han expresado su descontento respecto a estas restricciones, el gobierno municipal mantiene que estas medidas son fundamentales para el orden y bienestar de la comunidad.
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