En Madrid, una lujosa azotea se ha convertido en el escenario de una experiencia cinematográfica singular que fusiona el séptimo arte con la alta gastronomía. Cada miércoles, un selecto grupo de oriundos y extranjeros adinerados se congregan para disfrutar de clásicos del cine, entre los que se incluye «Pulp Fiction», acompañados de un menú diseñado minuciosamente para replicar los manjares que aparecen en pantalla. Con un coste de 255 euros por persona, esta propuesta se sitúa fuera del alcance del madrileño promedio, cuyos ingresos anuales medianos rondan los 20.500 euros. Los organizadores, sin embargo, no tienen reparos en apuntar hacia un público nicho, compuesto principalmente por turistas ricos interesados en experiencias exclusivas.
La respuesta del público, liderada por extranjeros asentados en la capital, ha sido positiva, con la capacidad agotándose rápidamente. Según el director del evento, Sebastian Ifergan, esta iniciativa nació inspirada en una experiencia similar realizada en el Hotel Palace de París. A pesar de su elevado precio, la publicidad en redes sociales y el respaldo de influyentes ha capturado la atención y el interés de quienes buscan entretenimiento sofisticado. Sin embargo, este fenómeno acentúa la creciente desigualdad en Madrid, pues mientras algunos disfrutan del cine gourmet, muchos residentes solo pueden acceder a opciones más humildes, reflejando así la brecha económica que coexiste en la vibrante capital española.
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