En el marco de un extenso caso de corrupción que ha sacudido los cimientos del fútbol chino, la justicia ha dictado sentencia contra varios de los implicados principales, destacando entre ellos a Li, quien se encuentra en el centro de las investigaciones, junto con Liu Jun, expresidente de la Superliga China (CSL). Este proceso judicial ha expuesto una compleja red de irregularidades y sobornos que involucraba a destacados ejecutivos y directivos del fútbol nacional, quienes supuestamente utilizaban su posición para obtener beneficios personales en detrimento del desarrollo y la integridad del deporte en el país.
Las repercusiones de este escándalo han sido profundas, no solo afectando a las principales figuras de la liga, sino también suscitando un amplio debate sobre la necesidad de reformas estructurales en la supervisión y gobernanza dentro del fútbol chino. Las autoridades han prometido endurecer los controles y establecer medidas preventivas para evitar que se repitan incidentes similares en el futuro. Mientras tanto, la comunidad futbolística internacional observa con atención estos acontecimientos, que subrayan los desafíos persistentes que enfrenta la gestión deportiva en grandes ligas mundiales, situando al fútbol chino en el centro de una controversia que trasciende fronteras.
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