En un incidente que ha escalado rápidamente en el ámbito político de Bolivia, el chofer del prominente político Evo Morales resultó herido en un ataque cuya naturaleza aún no se ha esclarecido completamente. La agresión ha generado una ola de reacciones, especialmente por la implicación directa de Morales, quien ha señalado al gobierno del actual presidente, Luis Arce, como responsable de lo ocurrido. Este señalamiento ha añadido tensión a la ya compleja relación entre Morales y su sucesor, incrementando la atención sobre el entorno de seguridad que rodea a personajes políticos en el país.
La acusación de Morales llega en un momento delicado para la administración de Arce, que enfrenta múltiples desafíos tanto internos como externos. Aunque aún no hay declaraciones oficiales del gobierno en respuesta a estas acusaciones, el evento ha puesto de manifiesto las fracturas políticas que persisten entre los seguidores de Morales y el actual gobierno. Este desarrollo podría tener implicaciones significativas en el escenario político de Bolivia, exacerbando las divisiones y alimentando el debate sobre la seguridad y la estabilidad política en la nación sudamericana.
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