El Departamento de Policía de Anchorage (APD) ha decidido cesar el uso del sistema de inteligencia artificial Draft One de Axon tras completar una prueba de tres meses. La herramienta, diseñada para utilizar audio de cámaras corporales para redactar informes policiales, no cumplió con las expectativas de reducción de tiempo laboral que prometía.
Axon había promocionado Draft One como una solución capaz de “multiplicar la fuerza” del departamento, asegurando que disminuía a la mitad el tiempo dedicado a la redacción de informes. Sin embargo, en la práctica, el APD descubrió que el tiempo que los oficiales debían invertir en revisar y editar los informes generados anulaba los supuestos beneficios temporales. La herramienta convierte el audio en narrativas, pero deja a los oficiales la tarea de corroborar los detalles visuales y la veracidad del informe. «Si vieron algo pero no lo dijeron, la cámara no lo sabrá», indicó un representante del departamento.
Un estudio reciente también evaluó la eficacia de esta herramienta de Axon y llegó a la misma conclusión: la inteligencia artificial no ofrece un ahorro significativo de tiempo en la redacción de informes policiales. Este resultado se produce en medio de crecientes dudas legislativas y fiscales sobre la precisión y utilidad de los informes generados por IA. En Utah, se ha presentado un proyecto de ley que exigiría a los departamentos de policía informar cuándo sus informes han sido elaborados con el uso de inteligencia artificial. Por otro lado, en el condado de King, Washington, se ha instado a los oficiales a no emplear herramientas de IA para la redacción de sus narrativas.
El caso del APD se enmarca en un contexto de rápida adopción de tecnología por parte de las fuerzas policiales, impulsada por enormes presupuestos y estrategias de marketing agresivas. A pesar de los prometedores anuncios de novedades tecnológicas, muchas veces estas se revelan como costosas y carentes de verdadera funcionalidad. La discusión sobre el futuro de las herramientas de inteligencia artificial en los informes policiales sigue en auge, insistiendo en la necesidad de analizar con cuidado la relación costo-beneficio de estas innovaciones para asegurarse de que realmente aportan valor a los departamentos de policía y a la sociedad en general.