Las atletas españolas están siendo sometidas a un test de frotis bucal ordenado por la Federación Internacional de Atletismo para confirmar su sexo femenino, un proceso en el que la detección del gen SRY juega un papel fundamental. Este examen, que ha suscitado controversia, se centra en identificar este gen, generalmente presente en el cromosoma Y, para descartar diferencias en el desarrollo sexual que podrían dar una ventaja competitiva. El Comité Olímpico Internacional había considerado implementar un test similar hace 25 años, pero abandonó la idea debido a la falta de infraestructura y laboratorios adecuados en todo el mundo.
La medida actual ha reavivado el debate sobre la equidad y los derechos de las atletas, planteando preguntas sobre privacidad y los criterios para participar en competencias femeninas. Mientras algunas defensoras de las pruebas las ven como una forma de mantener una competencia justa, otras critican el enfoque como invasivo y discriminatorio. Este procedimiento se suma a las discusiones más amplias sobre la inclusión y la diversidad en el deporte, en un contexto donde las políticas de género y las pruebas biológicas continúan siendo polémicas en el ámbito internacional.
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