En un reciente giro en el debate sobre la soberanía tecnológica en Europa, Alberto P. Martí, destacado ejecutivo y académico, ha sacudido a la comunidad del cloud con comentarios que aunque sarcásticos, encierran una verdad seria. Martí critica la dependencia de OpenStack, un proyecto open source controlado mayoritariamente por entidades fuera de la UE, y aboga por desarrollar alternativas europeas de software libre.
Los datos muestran un panorama complicado para Europa: el mercado cloud ha crecido significativamente, pero la cuota de proveedores europeos ha disminuido drásticamente al 13%. Mientras AWS, Microsoft Azure y Google Cloud lideran el mercado, las empresas europeas como SAP y Deutsche Telekom apenas alcanzan un 2% de la cuota. Además, el 73% de las empresas que utilizan servicios cloud expresan una alta dependencia de proveedores no europeos.
La urgencia de desarrollar una nube soberana se hace evidente con el auge del edge computing. Para 2025, se espera que el 80% de la información se procese en esta nueva infraestructura descentralizada. La estrategia europea establece un ambicioso objetivo de 10,000 nodos edge seguros y sostenibles en 2030, pero las telcos europeas, clave en este despliegue, enfrentan desafíos al estar vinculadas a plataformas propietarias extranjeras.
En Bruselas, el concepto de soberanía digital resuena cada vez más. La Unión Europea no pretende replicar los hiperescaladores americanos, pero sí busca controlar tecnologías críticas como cloud y edge. Esto no se trata solo del acceso a los datos, sino de dominar el software que gestiona la infraestructura. Si Europa no consigue desarrollar y respaldar plataformas abiertas propias, podría ver comprometida su economía del dato, volviendo a depender de tecnologías y proveedores externos.
La Comisión Europea promueve el open source como herramienta de independencia digital, pero la realidad es que muchas de estas tecnologías siguen bajo el control de entidades fuera de Europa. Este es precisamente el caso de OpenStack, gobernado por una organización con sede en Texas y predominantemente contribuido por empresas no europeas. La dependencia que esto genera es insostenible si Europa aspira a una auténtica soberanía tecnológica.
En cuanto a políticas, la UE ha iniciado esfuerzos como la Alianza Europea para Datos Industriales, Cloud y Edge, y el IPCEI sobre infraestructura cloud de próxima generación. Sin embargo, la implementación práctica aún requiere que la industria europea se involucre activamente en el desarrollo y sostenibilidad de las plataformas abiertas necesarias.
El futuro implica que Europa debe construir una gobernanza del código bajo sus propios términos, con financiamiento estable y una hoja de ruta alineada con sus intereses estratégicos. Las compras públicas deberían premiar la autonomía tecnológica, y las telcos deben evolucionar desde un modelo de colaboración con hiperescaladores hacia un liderazgo en el dominio del edge.
El mensaje de Martí refuerza la importancia de que la UE recupere el control del software que orquesta su economía del dato. Si Europa apuesta por un modelo descentralizado y multi-proveedor, la gobernanza y sostenibilidad de esta infraestructura deben ser también europeos. La necesidad de actuar es ahora, antes de que la ventana de oportunidad que ofrece el edge computing se cierre.
Más información y referencias en Noticias Cloud.


