La cumbre informal en París, convocada por el presidente francés Emmanuel Macron, reunió a líderes europeos para abordar la situación de Ucrania y la seguridad en Europa frente a las recientes movidas diplomáticas de Estados Unidos y Rusia. A pesar de un frente común de unidad ante las políticas de Donald Trump, las naciones europeas están divididas sobre cómo proceder, particularmente en la cuestión del envío de tropas a Ucrania. Mientras Macron y el primer ministro británico, Keir Starmer, expresaron su disposición a considerar el despliegue de fuerzas siempre y cuando Estados Unidos brinde respaldo, otros líderes como la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el canciller alemán, Olaf Scholz, consideraron prematuro hablar de presencia militar sin un acuerdo concreto de paz.
Líderes como Donald Tusk de Polonia impulsaron reforzar las relaciones transatlánticas y aumentar la capacidad de defensa europea, mientras que Pedro Sánchez de España insistió en que cualquier proceso de paz debe incluir la participación de Ucrania y la UE, además de fortalecer el orden multilateral. Las discusiones reflejaron una preocupación generalizada por evitar un alto el fuego que sólo ofrezca una paz efímera, recordando el desacierto del acuerdo de Minsk. Acordaron incrementar los presupuestos de defensa, aunque con cautela respecto a futuras acciones hasta que existan garantías de un acuerdo de paz firme. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, enfatizó el compromiso de apoyar a Ucrania con «fuerza», mientras que el líder de la OTAN, Mark Rutte, aseguró que Europa está lista para asumir un papel principal en la seguridad continental, consolidando un frente unido para proteger la soberanía ucraniana.
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