En los últimos años, la energía nuclear ha vuelto a ser protagonista en la agenda de los países más poderosos del mundo, mientras Europa sigue mostrando reticencias. Países como China y Estados Unidos están apostando fuerte por esta tecnología para asegurar su independencia energética y reducir las emisiones de CO2, un movimiento que contrasta con el escepticismo de algunas naciones europeas.
China, por ejemplo, ya cuenta con 56 reactores nucleares en funcionamiento, y planea tener 37 nuevos reactores para el año 2050, de los cuales 30 están ya en construcción. Mientras tanto, Europa, con la notable excepción de Francia, sigue dividida en cuanto al papel que la energía nuclear debe jugar en su futuro.
¿Por qué el mundo mira a la energía nuclear?
A medida que los combustibles fósiles se agotan y las energías renovables aún no logran cubrir toda la demanda, la energía nuclear emerge como una solución clave. Las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) estiman que para 2050 la capacidad nuclear instalada podría aumentar hasta 2,5 veces su nivel actual. En el mejor de los escenarios, la energía nuclear podría aportar 500 gigavatios (GW) al suministro global.
La energía nuclear no solo ofrece una fuente confiable de electricidad libre de emisiones de CO2, sino que las nuevas tecnologías están mejorando su seguridad y eficiencia. Un ejemplo de esta innovación es la llegada de reactores de cuarta generación, más seguros y compactos que los actuales. China, pionera en este campo, inaugurará su primera central nuclear de cuarta generación en 2024, que utiliza sales fundidas en lugar de agua y torio en lugar de los materiales radioactivos tradicionales.
Europa, dividida y en duda
Mientras Estados Unidos y China avanzan, Europa sigue atada a un debate ideológico sobre la energía nuclear. Francia, el mayor defensor de esta tecnología en el continente, continúa liderando proyectos nucleares, pero incluso este gigante energético podría quedarse atrás frente a las inversiones y avances de otras naciones. En contraposición, países como Alemania han optado por cerrar sus centrales nucleares, apostando por un mix energético más verde, aunque aún insuficiente para cubrir todas sus necesidades.
El futuro de la energía nuclear: pequeñas, seguras y móviles
La próxima evolución en la energía nuclear podría llegar con los reactores modulares pequeños (SMR). Estos reactores, de dimensiones mucho más reducidas, podrían suministrar energía a áreas específicas, como centros de datos necesarios hoy para el cloud computing y la inteligencia artificial o instalaciones industriales, que requieren un suministro constante de electricidad libre de emisiones. Empresas de Estados Unidos y Reino Unido, como Westinghouse y Rolls-Royce, están ya desarrollando estos reactores que podrían revolucionar el panorama energético en las próximas décadas.
Mientras tanto, Europa se enfrenta a una encrucijada. Si no se decide a avanzar en su propio desarrollo nuclear, corre el riesgo de quedar rezagada frente a las grandes potencias que ya están dando pasos firmes hacia el futuro. Las decisiones que tomen los líderes europeos en los próximos años determinarán si el continente se une a la revolución nuclear o se queda observando desde la barrera.
En un mundo donde la demanda de energía sigue en aumento, y las emisiones de CO2 son cada vez más penalizadas, la energía nuclear se perfila como una opción inevitable para muchos países. La cuestión es si Europa podrá superar sus propias dudas y unirse a la vanguardia tecnológica antes de que sea demasiado tarde.