La Comisión Europea ha presentado una ambiciosa hoja de ruta con el objetivo de eliminar por completo las importaciones de gas ruso para 2027. Esta acción busca poner fin al financiamiento indirecto de las acciones bélicas de Rusia bajo el liderazgo de Vladimir Putin. La propuesta emerge más de tres años después de la invasión de Ucrania, subrayando el compromiso de la Unión Europea de reducir su dependencia energética del Kremlin. La estrategia implica la diversificación de fuentes energéticas y el fomento de energías renovables, impulsando a los Estados miembros hacia una independencia energética sostenible.
El plan responde a las tensiones geopolíticas y a la presión internacional por aislar económicamente a Rusia debido a sus actividades militares. La hoja de ruta no solo tiene implicaciones políticas, sino que también busca proteger la economía europea de las fluctuaciones del mercado energético ruso. Con esfuerzos conjuntos, la UE pretende no solo cerrar la puerta a las importaciones rusas, sino también transformar su infraestructura energética para adaptarse a nuevas realidades globales, consolidando una transición hacia un futuro más limpio y seguro.
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