Se anticipa que el continente enfrentará este año una alarmante cifra de hasta 44.000 muertes relacionadas con el calor, según estimaciones recientes. Las condiciones climáticas extremas, intensificadas por el cambio climático, han incrementado la incidencia de olas de calor prolongadas y mortales que afectan especialmente a las poblaciones más vulnerables. Las autoridades y expertos en salud pública advierten sobre la urgencia de implementar medidas preventivas y de adaptación para mitigar el impacto de estas situaciones extremas en las comunidades.
La creciente frecuencia e intensidad de las olas de calor están desafiando los sistemas de salud pública y la infraestructura en varias regiones. Los expertos sugieren la necesidad de una colaboración internacional para desarrollar estrategias efectivas que incluyan el mejoramiento de la planificación urbana, el aumento de áreas verdes y la promoción de sistemas de alerta temprana. Estos esfuerzos son vitales no solo para reducir el número de muertes, sino también para adaptar las ciudades al cambio climático, protegiendo a las comunidades más desfavorecidas.
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