Adolf Hitler exaltaba las virtudes del deporte, particularmente su efecto en los jóvenes, aunque él mismo no lo practicaba, según las memorias de Albert Speer, su arquitecto y cercano colaborador. Sin embargo, los nazis veían en el deporte un poderoso instrumento de manipulación masiva. Eventos deportivos como los partidos de fútbol eran utilizados para difundir la ideología fascista entre las multitudes. Este uso del deporte como herramienta de propaganda se destaca en la exposición «Deporte. Masas. Poder. El fútbol durante el nacionalsocialismo», presentada en el Museo del Deporte de Berlín, un lugar construido por los nazis, que ahora suscita preocupación por el ascenso de la extrema derecha en Europa, reflejado en recientes elecciones.
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