La Vuelta a España se encuentra en sus últimas etapas bajo un clima de tensión por las protestas propalestinas dirigidas contra el equipo de Israel debido a la situación en la Franja de Gaza. Las manifestaciones han sido persistentes, llevando a los organizadores a tomar decisiones drásticas, como adelantar el final de la etapa en respuesta a las interrupciones. Durante la 17ª etapa, los equipos ciclistas se reunieron en El Barco de Valdeorra, donde acordaron continuar participando pese a los incidentes. Sin embargo, advirtieron que cualquier repetición de actos vandálicos, como el corte de carreteras o el lanzamiento de chinchetas, resultaría en su retirada de la competición.
La organización de la carrera, respaldada por un aumento en el despliegue de seguridad, se mostró firme en su compromiso de finalizar el evento. El líder de la clasificación, Jonas Vingegaard, sigue adelante en la competición mientras las fuerzas de seguridad redoblan esfuerzos para garantizar la integridad de los participantes. A pesar de la incertidumbre y la amenaza de nuevas interrupciones, el pelotón mantiene su decisión de competir, a la espera de que los cuerpos policiales sean efectivos en proteger el desarrollo de la Vuelta en medio de las tensiones crecientes.
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