Tras la activación de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos el pasado 2 de abril, el dólar ha experimentado una notable depreciación del 9%, llevando al índice DXY a sus niveles más bajos en tres años. Contradiciendo las expectativas de que estos aranceles fortalecerían al dólar, la realidad ha mostrado un debilitamiento de la moneda y una creciente incertidumbre en el sistema financiero global. Este fenómeno, conocido como desdolarización, está impulsado por la búsqueda internacional de activos más seguros y menos expuestos a la volatilidad del dólar. En consecuencia, el oro ha alcanzado máximos históricos, mientras que los inversores han reducido su exposición a acciones y bonos estadounidenses, marcando un cambio significativo en los flujos de capital hacia economías emergentes y otros activos, como las monedas digitales emitidas por bancos centrales.
El escenario actual ha provocado alteraciones significativas en los mercados financieros. La rentabilidad de los bonos del Tesoro de Estados Unidos se ha elevado considerablemente, y el S&P 500 ha registrado una caída, evidenciando la pérdida de confianza de los inversores internacionales. Además, el euro ha ganado un 7% frente al dólar, y divisas como el yuan chino y monedas digitales comienzan a ganar mayor relevancia en las transacciones internacionales, reflejando una tendencia hacia la diversificación de las reservas globales. Inversiones en mercados emergentes y en activos reales, como materias primas estratégicas, están en auge, mientras que el dólar, aunque sigue siendo central en el sistema monetario, enfrenta un futuro incierto en su dominio global. La transición hacia un entorno menos dependiente del dólar está redefiniendo las estrategias de inversión y podría alterar persistentemente el equilibrio financiero mundial.
Leer noticia completa en 20minutos.
