Donald Trump ha intensificado sus esfuerzos para cumplir con su promesa de poner fin a la guerra en Ucrania, al declarar que acabará con el conflicto el primer día de su nuevo mandato. Una reunión inicial se lleva a cabo en Arabia Saudí entre las delegaciones de Estados Unidos y Rusia, lideradas por el secretario de Estado Marco Rubio y el ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov, respectivamente. Estas conversaciones preliminares se desarrollan sin la presencia de Ucrania ni la Unión Europea, lo que ha suscitado desconfianza sobre las intenciones y posibles concesiones en juego, especialmente por parte de los aliados europeos de Ucrania. Esta exclusión ha generado críticas, especialmente cuando Estados Unidos, bajo la presidencia de Joe Biden, fue un defensor clave de la resistencia ucraniana ante la invasión rusa que está cerca de cumplir tres años.
Mientras tanto, el presidente francés Emmanuel Macron ha convocado una reunión de emergencia con líderes europeos para coordinar una estrategia común frente a estas conversaciones de paz y reforzar la política de defensa. Desde Abu Dabi, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha expresado su rechazo a cualquier acuerdo del que Ucrania no haya sido partícipe, subrayando que su país no reconocerá arreglos en los que no tenga voz. El portavoz de Vladímir Putin, Dmitri Peskov, ha señalado que Ucrania jugará un papel menor en estas negociaciones, con expectativas de un posible nuevo orden mundial. Por su parte, los funcionarios estadounidenses recalcan que este es solo un paso inicial hacia la paz, que no se resolverá en una sola reunión, y han insistido en que futuras negociaciones más serias incluirán a Ucrania y Europa.
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