La reciente implementación de aranceles de hasta el 145% por parte del gobierno de Donald Trump ha desatado un torbellino de tensiones en las cadenas globales de suministro, especialmente impactando al sector tecnológico. Este sector, íntimamente interconectado entre Estados Unidos y China, se enfrenta a una volatilidad que podría alterar precios, producción e incluso la geopolítica digital.
Desde que Trump asumió como el presidente número 47 de Estados Unidos, el memorando «America First Trade Policy» ha definido su estrategia comercial, resultando en órdenes ejecutivas que han incrementado los aranceles para naciones aliadas como México, Canadá y Perú. Sin embargo, China se ha convertido en el objetivo principal, viendo sus aranceles subir dramáticamente al 145%, lo que ha desatado una nueva guerra comercial tecnológica.
El sector tecnológico es el más afectado, pues la interdependencia entre las dos potencias es notable. Empresas estadounidenses como Apple, Dell y Tesla dependen del ensamblaje en China, mientras China necesita acceso a semiconductores avanzados y software de Estados Unidos. José Paredes, analista de IDC, lo describe como una posible ruptura de cadenas de valor integradas.
La reacción fue inmediata; el índice Nasdaq experimentó una caída del 10%, y compañías como Apple y Tesla también sufrieron pérdidas significativas. Aunque algunos gigantes tecnológicos resistieron mejor debido a su enfoque en software y servicios, el nerviosismo persiste.
En respuesta, la industria tecnológica ha buscado exenciones. Apple logró dejar fuera del 125% de aranceles productos cruciales como smartphones y computadoras. A pesar de estos logros, el panorama sigue siendo incierto. La orden ejecutiva 14316 ha prorrogado la suspensión de aranceles hasta agosto, pero Trump advierte que esto no será extendido si no se llegan a acuerdos con países clave.
Por su parte, el impacto en Perú ha sido limitado. Aunque se impuso un arancel del 10% a sus exportaciones a Estados Unidos, no se aplicaron medidas en las importaciones. Según Fernando Grados de Dominio Consultores, el mercado peruano de tecnología ha mostrado crecimiento, salvo en el rubro de smartphones.
El escenario apunta hacia una posible fragmentación del ecosistema digital a nivel global. Estados Unidos ha vetado equipos 5G de Huawei y ZTE, mientras China promueve su sistema operativo y avanza en el desarrollo de chips propios. Compañías como TSMC están reconfigurando sus operaciones, y Apple está acelerando su ensamblaje en India y Vietnam, reduciendo su dependencia de China.
A medida que se acerca el 1 de agosto, las tensiones continúan escalando. De reestablecerse los aranceles, los precios de dispositivos tecnológicos podrían aumentar significativamente. En este contexto, los efectos trascienden la balanza comercial, pudiendo redefinir las reglas del juego geopolítico y tecnológico del siglo XXI. Los mercados observan con cautela, conscientes de que un nuevo golpe de timón puede cambiarlo todo.
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