La Administración de Donald Trump ha anunciado un recorte del 10% en el tráfico aéreo en 40 aeropuertos de Estados Unidos. Esta medida busca aliviar la presión sobre los controladores aéreos, quienes no han recibido sus salarios debido al prolongado cierre del gobierno federal, que ayer cumplió 35 días, convirtiéndose en el más largo de la historia. El cierre ha afectado significativamente a varias agencias estatales y ha exacerbado la escasez de personal, con 3,000 puestos de controladores ya vacantes antes de la crisis. Muchos controladores se han visto obligados a buscar empleos alternativos, lo que ha afectado aún más la operatividad del sistema. Las restricciones, que coinciden con el inicio de la temporada de Acción de Gracias, fueron anunciadas por el secretario de Transportes, Sean Duffy, quien aseguró que la seguridad es la prioridad.
El director de la Administración Federal de Aviación (FAA), Bryan Bedford, ha confirmado la puesta en marcha de estas medidas tras una reunión con aerolíneas, y se espera que se brinden más detalles próximamente. La decisión tiene lugar tras el reciente accidente de un avión de carga en Louisville, aunque no está vinculado directamente al cierre gubernamental. Hasta la fecha, más de 2,000 vuelos han sufrido retrasos, y más de 60 han sido cancelados, afectando a miles de pasajeros. Duffy advirtió que si los datos muestran un agravamiento, podrían implementarse restricciones adicionales. La situación refleja tiempos excepcionales y el deseo de las autoridades de regresar a la normalidad en cuanto las condiciones lo permitan.
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