México y Estados Unidos han retomado un camino de desencuentros con la reciente decisión unilateral del gobierno de Estados Unidos de suspender la importación de ganado mexicano. Esta medida, que estará vigente por al menos dos semanas, fue anunciada por la Secretaría de Agricultura estadounidense como respuesta al brote del gusano barrenador, una plaga que afecta al ganado en México desde noviembre. El titular de la secretaría, Brooke Rollins, hizo el anuncio público mediante un mensaje en su cuenta de X, resaltando la necesidad de proteger la industria ganadera estadounidense, que tardó 30 años en recuperarse de la última invasión de esta plaga.
La reacción en México no se hizo esperar. Julio Berdegué, secretario de Agricultura mexicano, expresó en redes sociales su disgusto, calificando la medida de “unilateral” y enfatizando que no favorece la estrategia conjunta contra la plaga. Aunque los primeros encuentros entre Berdegué y Rollins en Washington parecían prometedores, los nuevos contagios tanto en animales como en humanos en el sur de México podrían haber impulsado la suspensión. Esta situación pone en aprietos a la industria ganadera mexicana, que exporta más de 1,000 millones de dólares en ganado anualmente a Estados Unidos, siendo el sector vacuno, equino y de bisontes los más afectados. La plaga, que provoca una grave enfermedad conocida como miasis, mantiene en alerta a ambos países, quienes buscan equilibrar la oposición al problema sanitario y el impacto económico.
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