Las agencias de inteligencia de Estados Unidos descubrieron un complot iraní para asesinar al expresidente Donald Trump semanas antes del atentado en un mitin en Butler, Pensilvania, donde un hombre de 20 años lo hirió. Aunque no se encontró vínculo entre el plan iraní y el ataque, el Servicio Secreto había reforzado la seguridad de Trump. El atacante, identificado como Thomas Matthew Crooks, fue abatido tras disparar desde un tejado. Autoridades nacionales alertaron a la campaña de Trump y el Servicio Secreto, que tomó medidas adicionales. La portavoz Adrienne Watson destacó las continuas amenazas iraníes vengativas por la muerte del general Qasem Soleimaní. El FBI concluyó que Crooks actuó solo y compró el arma legalmente. El Gobierno realizará una investigación independiente sobre los fallos de seguridad y ha reforzado la protección para Trump y otros funcionarios.
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