La deriva autoritaria en Estados Unidos bajo el liderazgo de Donald Trump continúa avanzando rápidamente, sin encontrar una oposición significativa. A pesar de sus controvertidas políticas y retórica, el expresidente ha logrado consolidar una base de apoyo sólida y mantener su influencia dentro del Partido Republicano. Esta situación se agrava por la falta de una estrategia clara por parte del Partido Demócrata, quienes parecen desorientados al enfrentar la maquinaria política y mediática de Trump. La incapacidad de los demócratas para contrarrestar efectivamente sus movimientos ha permitido que las acciones de Trump continúen sin una resistencia sustancial.
El panorama político actual refleja un aumento en la polarización y tensiones sociales, lo que genera preocupación sobre el futuro de la democracia en el país. A medida que persiste la falta de unidad y dirección en la oposición, Trump y sus aliados siguen avanzando en su agenda, desafiando normas e instituciones democráticas. Esta situación plantea interrogantes sobre la capacidad de la primera potencia mundial para preservar sus principios democráticos frente a un liderazgo que desafía constantemente los límites convencionales.
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