En medio de un clima de inestabilidad política y económica, la gestión inflacionaria se mantiene como uno de los logros destacados del presidente argentino, Javier Milei. El índice de precios al consumidor en agosto se mantuvo estable en un 1,9%, similar al de julio. Este dato surge como un alivio para el Gobierno ultraderechista tras la derrota electoral sufrida en Buenos Aires, el mayor distrito del país, y la depreciación del peso frente al dólar. Los aumentos en transporte, bebidas alcohólicas y tabaco destacaron entre las subidas, mientras que sectores como vestimenta y calzado registraron una caída en precios. El presidente, junto a su ministro de Economía, Luis Caputo, destacó la tendencia inflacionaria controlada y subrayó la importancia de un manejo efectivo de la economía en medio de la volatilidad financiera.
A pesar del revés electoral, donde el peronismo obtuvo una clara victoria, Milei intenta mantener el enfoque en el control de precios como una carta fuerte para las elecciones legislativas de octubre. El Gobierno ha intervenido en el mercado cambiario para contener la fluctuación del peso, que ha sufrido una devaluación del 20% en el año. Mientras tanto, los efectos de la derrota electoral se sienten en el ámbito financiero, con un descenso en la bolsa y un aumento del riesgo país. Aún con los desafíos de recesión, consumo y salarios en caída, controlar la inflación se percibe como esencial para las aspiraciones políticas del oficialismo.
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