El autismo, un trastorno del desarrollo que afecta la calidad de vida de muchas personas, ha sido objeto de intensas pesquisas en los últimos años, revelando información prometedora sobre sus mecanismos biológicos. Investigadores españoles han identificado un vínculo crítico entre la mutación del gen Shank3 y la reducción en la producción de vasopresina, una hormona fundamental para la conducta social. Este descubrimiento sugiere que las alteraciones en la vasopresina son responsables tanto de la falta de sociabilidad como de la agresividad en modelos de ratón con autismo, lo que abre nuevas posibilidades para tratamientos específicos que buscan regular estos comportamientos sin aumentar la agresividad.
Los científicos, encabezados por Félix Leroy del CSIC, están ahora enfocados en el desarrollo de ensayos clínicos para evaluar el uso de fármacos que puedan modular la vasopresina en humanos. La idea es utilizar compuestos previamente probados en otras condiciones, lo que podría acelerar el proceso de desarrollo de nuevos tratamientos. Varias asociaciones de pacientes ya han mostrado interés en participar en estos ensayos, lo que podría poner a disposición terapias innovadoras dentro de unos años, siempre que se logren las colaboraciones necesarias con laboratorios farmacéuticos. La comunidad científica guarda mucha esperanza en que estos avances puedan tener un impacto significativo en la vida de quienes padecen autismo.
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