En una sorprendente fuga del Centro Penitenciario Valencia II en Picassent, dos presos, condenados por delitos contra la propiedad, lograron evadirse el sábado por la noche mediante un elaborado plan que implicó romper los barrotes de una ventana y descender con una soga hecha de sábanas. La escapatoria tuvo lugar entre las 21.00 y 23.00 horas, coincidiendo con el seguimiento de un partido de fútbol entre el FC Barcelona y el Atlético de Madrid por los internos, lo que aparentemente ayudó a enmascarar el ruido de la huida. La Guardia Civil, encargada de la seguridad del centro, no detectó la fuga, mientras que fuentes penitenciarias han confirmado que el escape se ha comunicado a las fuerzas de seguridad para iniciar una investigación. El sindicato Acaip-UGT criticó el estado obsoleto de las instalaciones y la falta de seguridad adecuada en la prisión de Picassent, subrayando la necesidad de mejoras, especialmente para el alojamiento de internos conflictivos.
Esta fuga se suma a otras notables evasiones en las cárceles españolas desde 2003, siendo la más reciente la de Yousef Mohamed Lehrech, alias «El Pastilla», quien salió caminando por la puerta principal de Alcalá-Meco en Madrid el año anterior. Desde entonces, Instituciones Penitenciarias ha registrado 24 fugas, en su mayoría durante permisos penitenciarios. Esto contrasta con los más de 10.000 quebrantamientos de condena por otras circunstancias en las últimas dos décadas, según datos oficiales. La población actual en las cárceles de España es de aproximadamente 59.513 personas, aunque a lo largo del año cerca de 80.000 individuos pasan por el sistema penitenciario. Las recurrentes fugas han impulsado a las autoridades a reforzar los protocolos de seguridad en los centros, asegurando un control más estricto y prevenido ante futuras tentativas.
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