Las reacciones de la comunidad internacional no se han hecho esperar tras la decisión de Israel de iniciar una ocupación militar en la Franja de Gaza. La ONU ha exigido al gobierno israelí el cese inmediato de un plan que, según Volker Türk, Alto Comisionado para los Derechos Humanos, provocará un aumento en desplazamientos forzados, asesinatos y sufrimiento. En España, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha condenado la medida, advirtiendo que solo resultará en mayor destrucción y sufrimiento. Al mismo tiempo, el primer ministro británico, Keir Starmer, ha llamado a Israel a reconsiderar su decisión, enfatizando la necesidad de un flujo de ayuda humanitaria y la liberación de rehenes.
Otros países como Turquía, Egipto y China también han alzado la voz en contra del plan israelí. Turquía ha instado a la comunidad internacional a actuar para prevenir lo que considera un intento de desplazar a los palestinos de su territorio, mientras Egipto ha advertido sobre las posibles consecuencias fatales para los rehenes en poder de Hamás. Asimismo, China ha manifestado su preocupación, reafirmando que Gaza forma parte del territorio palestino y pidiendo a Israel que detenga sus acciones. En un contexto interno, el líder de la oposición israelí, Yair Lapid, ha calificado el plan como un «desastre» que podría llevar a más desastres y ha criticado al primer ministro Netanyahu por ser influenciado por sectores extremistas. La Autoridad Palestina también ha condenado la decisión, describiéndola como una violación del derecho internacional y prediciendo una catástrofe humanitaria sin precedentes.
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