La industria local contribuye con un 9,9% al empleo total y representa el 11,8% del valor añadido bruto en la economía. Estas cifras, aunque notables, reflejan una brecha en comparación con la media europea, donde la industria alcanza un 13,7% del empleo y un 15,6% del valor añadido bruto. Este diferencial pone de manifiesto desafíos competitivos para equilibrar el sector industrial doméstico con sus homólogos europeos, especialmente en un contexto donde la eficiencia y la innovación son cruciales para el crecimiento económico.
El impacto económico de la industria es significativo pero insuficiente, según expertos, para alcanzar los niveles predominantes en Europa. A medida que las economías avanzan en medio de una creciente transformación tecnológica, la necesidad de reforzar la industria local se torna imperativa. Esto podría lograrse mediante políticas de incentivo que impulsen la inversión, la sostenibilidad y la digitalización, con el objetivo de cerrar la brecha y mejorar la competitividad frente a otros países de la región.
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