En un reciente Consejo de Energía de la Unión Europea, España reafirmó su compromiso con el impulso de las energías renovables como eje fundamental para descarbonizar su economía y proporcionar electricidad más económica a hogares e industrias. Esta postura se enfrenta a la tendencia predominante en la UE, donde trece gobiernos han respaldado abiertamente la inclusión de la energía nuclear como parte de la estrategia para reducir las emisiones en un 90% en 2024 y alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. La nueva Comisión Europea, bajo el liderazgo del comisario de Energía Dan Jorgensen, ha prometido un pacto energético que busca no solo bajar los precios, sino también asegurar el suministro energético y reducir la dependencia de las importaciones de gas ruso, las cuales han vuelto a aumentar. Este plan incluye la energía nuclear, a pesar de la oposición de varios países, entre ellos España, Dinamarca y Luxemburgo, que optan por una transición centrada exclusivamente en energías renovables.
La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, destacó la necesidad de un plan conjunto que combine descarbonización y competitividad, subrayando las renovables como clave para conseguir energía asequible. Mientras países como Francia defienden con firmeza la inclusión de la nuclear en la hoja de ruta europea, el debate dejó patente la división entre los estados miembros. Al mismo tiempo, se enfatizó la urgencia de mejorar la interconexión energética transfronteriza, en especial entre la Península Ibérica y Francia, aunque este último país se mostró reticente a priorizar estas conexiones. Además, se discutió la importancia de avanzar en tecnologías complementarias como el hidrógeno y la biomasa, así como de establecer un instrumento financiero permanente para asegurar el éxito de la transición energética en toda la Unión Europea.
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