En las recientes 72 horas, España ha realizado esfuerzos diplomáticos significativos para no quedar fuera de una crucial reunión de ministros de Exteriores, centrada en la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la respuesta europea ante la situación en Ucrania. Esta reunión, que tuvo lugar el martes 19 de noviembre en Varsovia, congregó a los denominados «Cinco Grandes» de la UE: Alemania, Francia, Italia, Polonia y España, además del Reino Unido. Aunque físicamente ausente, el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, participó a través de videollamada desde Río de Janeiro, donde cumplía compromisos en el G20. La cumbre, con Polonia como anfitriona, contó también con la presencia del británico David Lammy de manera remota. Este evento marcó una ampliación del tradicional Triángulo de Weimar, integrando así a Italia y Reino Unido en las discusiones.
Inicialmente, España parecía sorprendida y marginada de la convocatoria, con el propio Ministerio de Exteriores desconocedor de los contactos previos a la reunión. Sin embargo, las circunstancias geopolíticas urgentes, como las elecciones anticipadas en Alemania y las tensiones en Francia, impulsaron a Polonia, bajo el liderazgo de Donald Tusk, a buscar una alianza más robusta dentro de Europa. La inclusión de Italia, con el gobierno de Giorgia Meloni cercano a Trump, y del Reino Unido, que mantiene fuertes lazos de cooperación, subraya la necesidad de una cohesión estratégica ante el nuevo panorama político global. La presencia de España, finalmente confirmada, sugiere un posible renacimiento del grupo conocido como los «Cinco Grandes», cuyo formato busca establecer un frente común en la era post-Brexit y la incertidumbre sobre Donald Trump.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.