La economía ha mostrado una ligera mejora en su previsión de crecimiento para este año, incrementando su estimación en tres décimas hasta alcanzar el 2,6%. Esta cifra, a pesar de reflejar una moderación en comparación con el ritmo de crecimiento de años anteriores, supera las expectativas económicas de importantes países europeos como Francia, Alemania e Italia. El ajuste responde a factores internos y externos que han favorecido un mayor dinamismo en sectores clave, permitiendo a la economía navegar con éxito en un contexto internacional incierto.
Sin embargo, las perspectivas para el año próximo indican una revisión a la baja, quedando el crecimiento estimado en un 2%. Aunque esta desaceleración era esperada debido a la reducción de algunos estímulos fiscales y la incertidumbre global, la economía mantiene un desempeño robusto. Este pronóstico subraya la importancia de una gestión prudente de políticas económicas, orientada a sostener el crecimiento y mitigar riesgos potenciales que puedan afectar la estabilidad a mediano plazo. La comparación favorable con otras economías europeas sugiere un camino de resiliencia en un panorama cada vez más complejo.
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